Falta una semana para el gran día. Por lo tanto, y a pesar de los tres rodajes que me quedan para esta semana, ya se puede hacer un balance del entrenamiento y la preparación. Han sido cuatro meses de dedicación a esta carrera en los que ha habido un poco de todo.
Durante los dos primeros meses y medio he ido cumpliendo perfectamente los entrenos y ritmos que me había propuesto en el plan de entrenamiento. El punto crítico y que ha marcado sin duda la preparación ha sido el inesperado e inoportuno esguince de tobillo que me hice el 21 de agosto. Esto me ha hecho perder una carga importante de kilómetros durante los 10 días que no pude correr, y es posible que me pase factura al final de la prueba, pero por otro lado me ha permitido descansar un poco y tal vez esa frescura añadida tenga también su punto favorable. La prueba sin duda fue ese tiempo de 1:27:53 en el Medio Maratón de Lorca el pasado 9 de Septiembre, ya que sin estar en muy buen estado de forma nunca hubiera llegado a ese tiempo.
Por último mentalmente creo que estoy fuerte, y tal vez esta es la parte más importante y la que me puede hacer llegar al objetivo marcado de 3 horas 10 minutos en meta. La preparación ha sido buena a pesar de todo, y la ilusión es mayúscula. Esto unido al hecho de que llego a esta prueba con algo más de experiencia que el año pasado cuando corrí en Nueva York, hace que la confianza y mentalización esté por encima que en otras ocasiones.
Por lo tanto, y en resumen, creo que puedo hacer un buen papel y cumplir con los objetivos previamente establecidos. Si no puedo, pues intentar disfrutar al máximo de la prueba, ya que el simple hecho de cruzar la línea de meta sin parar de correr es premio suficiente al esfuerzo y preparación hecha.
La suerte está echada.
Durante los dos primeros meses y medio he ido cumpliendo perfectamente los entrenos y ritmos que me había propuesto en el plan de entrenamiento. El punto crítico y que ha marcado sin duda la preparación ha sido el inesperado e inoportuno esguince de tobillo que me hice el 21 de agosto. Esto me ha hecho perder una carga importante de kilómetros durante los 10 días que no pude correr, y es posible que me pase factura al final de la prueba, pero por otro lado me ha permitido descansar un poco y tal vez esa frescura añadida tenga también su punto favorable. La prueba sin duda fue ese tiempo de 1:27:53 en el Medio Maratón de Lorca el pasado 9 de Septiembre, ya que sin estar en muy buen estado de forma nunca hubiera llegado a ese tiempo.
Por último mentalmente creo que estoy fuerte, y tal vez esta es la parte más importante y la que me puede hacer llegar al objetivo marcado de 3 horas 10 minutos en meta. La preparación ha sido buena a pesar de todo, y la ilusión es mayúscula. Esto unido al hecho de que llego a esta prueba con algo más de experiencia que el año pasado cuando corrí en Nueva York, hace que la confianza y mentalización esté por encima que en otras ocasiones.
Por lo tanto, y en resumen, creo que puedo hacer un buen papel y cumplir con los objetivos previamente establecidos. Si no puedo, pues intentar disfrutar al máximo de la prueba, ya que el simple hecho de cruzar la línea de meta sin parar de correr es premio suficiente al esfuerzo y preparación hecha.
La suerte está echada.