Tras un viaje largo y con varios contratiempos (ninguno serio), conseguí llegar a Boadilla del Monte casi a las diez y media de la noche del viernes. Allí, desde el teléfono público de la cafetería del Centro Comercial Zoco del pueblo, llamé a Iñaki. Vino a buscarme y nos fuimos a su casa, donde había una pequeña fiesta / cena con amigos para entrar con buen pie en el fin de semana. Dejé mis cosas, comí carne argentina de una calidad que hacía años no probaba y a una hora más o menos razonable, dieron por finalizada la fiesta y nos fuimos a dormir.
El sábado amaneció soleado, y sobre las doce y media nos calzamos las zapatillas para hacer un rodaje suave de unos 45 minutos por el bosque de Boadilla. Es un espectacular paraje donde tienen la suerte los lugareños de poder entrenar casi a diario. El resto del día lo invertimos en comer, descansar e ir al cine a ver la última peli de Woody Allen. Después de cenar un poco de charleta y a la cama pronto que al día siguiente tocaba hacer una media maratón.
Madrugón de rigor (6:20h), desayuno de campeones y 200 kilómetros de carretera hasta Valladolid, donde aproximadamente a las 9:30 aparcábamos cerca de la salida y meta (en lugares diferentes). Calentamiento, café, recogida de dorsal.. y a las 10:30 en punto pistoletazo de salida.
Yo lo tenía claro, no estaba en un momento óptimo de forma pero no estaba tampoco mal del todo. El día era perfecto: nublado, 15º, sin aire, recorrido prácticamente llano.. y además una liebre puesta por la organización para llegar en 1h25. Conclusión: Tenía que arriesgar para intentar hacer MMP.
Salimos unos 5 ó 10 metros por delante de la liebre que sobre el Km. 1 nos alcanzó. Me puse más o menos a su altura, o unos metros detrás, rodando ligeramente por delante de Iñaki. Se veía claro que yo iba un poco más ansioso que él, pues Iñaki tenía mucha más paciencia a la hora de engancharse con el grupo cuando perdía algo de tiempo en alguna curva o adelantamiento. De hecho, en el Km. 3, instintivamente, me puse por delante y me fui del grupeto y del propio Iñaki que se quedó allí. No cambié el ritmo, simplemente lo mantuve, pues rodábamos a 3:55/Km., que fue el ritmo con el que yo seguí los siguientes kilómetros. Sabía que era muy arriesgado, pues son ritmos muy exigentes para mí, pero me encontraba bien y tenía que intentarlo. Aguanté hasta el Km. 7, jeje. A partir de ahí empecé a rodar a un ritmo aproximado de 4:00/Km. Pasé el Km. 5 en 19:37 y el Km. 10 en 39:32.
El kilómetro entre el 10 y el 11 fue el último que hice en menos de 4 minutos, pues a partir de ahí empecé a darme cuenta de que no iba tan fino como pensaba. De hecho tuve mi primera crisis llegando al 12, justo después de pasar la línea de meta por primera vez al darme cuenta que aún me quedaba una vuelta entera para acabar. En ese momento me planteé intentar llegar al Km. 15 en menos de una hora, para mantener las opciones de mejorar el tiempo de 1:24:25 que me había marcado como objetivo. No lo conseguí, y al pasar por el Km. 15 el crono ya marcaba 1:00:05. Había rodado los 5 kilómetros entre el 10 y el 15 a un ritmo medio de 4:06/Km. No está mal, pero se me estaba escapando poco a poco el crono y mentalmente me estaba viniendo abajo.
Pero en el Km. 15, a pesar de que el tiempo de paso me hizo ver claro que no iba a mejorar mi marca, me vino una inyección de entereza. Justo al pasar por el cartel me cogió la liebre de 1h25, con el que Iñaki ya había perdido contacto pero con el que seguía un grupo de 4 ó 5 corredores. Me pasaron, pues venían más rápido que yo, incluso se me fueron unos 3 ó 4 metros, pero hice un esfuerzo (tal vez más mental que físico) para engancharme a ellos. Aguanté 50 metros y ahí me dije a mí mismo que tenía que reventar en ese grupo. Cada kilómetro que aguantes aquí - me dije - son 10 segundos que le recortas a tu tiempo en meta. Pasé por el 16 y el 17 con ellos, y aproximadamente medio kilómetro después reventé y bajé bruscamente mi ritmo durante unos veinte metros que necesité para recuperarme un poco. De ahí hasta meta lo di todo para tratar de gestionar lo mejor posible el esfuerzo. Entre el Km. 17 y 18: 4:22, entre el 18 y el 19: 4:11 y entre el 19 y el 20: 4:15. Del 20 a meta: 4:40, intentando con lo poco que me quedaba dentro sprintar en la Plaza Mayor para bajar al menos de 1h26. No tenía muy claro el tiempo oficial porque no había (o no vi) crono en el cartel de Meta, si bien mi cronómetro me marcó 1:25:45 desde que crucé la línea de salida hasta que crucé la de llegada. Puesto: 280 / 1479 (General). 127 / 436 (Senior Masculino).
Esperé a que llegara Iñaki, que lo hizo justo un minuto después de mí. Un abrazo de reconocimiento al esfuerzo que siempre es hacer una media a tope, y a la zona de atletas para coger la bolsa, refrescos, etc.
La gran - y admiradísima por mí - Marta Domínguez entregó algunos premios, así que al bajarse del podium le eché morro y me acerqué para plantarle dos besos y darle las gracias por hacerme disfrutar tanto del atletismo. También estaba por allí Yesenia Centeno, que además ganó la prueba femenina.
Al rato nos fuimos al coche, nos pusimos ropa seca y nos volvimos otros 200 Km a Boadilla.
He de reconocer que en un principio me quedó un sabor amargo pues quería mejorar mi marca, pero también he de reconocer que a pesar de que las condiciones externas (clima, recorrido.. ) eran ideales, yo no estaba en un gran momento de forma. A pesar de ello es mi segunda mejor marca de siempre y me demostré a mí mismo que puedo gestionar momentos de crisis con relativa solvencia. Tal vez arriesgué demasiado en los primeros kilómetros, pero sabía que la única manera de lograr lo que buscaba era ganar más tiempo al principio del que seguro que perdería al final. Ahora espero que mi entrenador me deje descansar unos días para empezar a preparar con mucha ilusión los crosses de invierno, y ponerme fuerte para en invierno intentar de nuevo bajar mi marca en media.
Gracias Iñaki por tu hospitalidad y por tu compañía este fin de semana. He disfrutado mucho.