Hay deportistas que nos marcan desde que somos niños. Héroes a los que idolatramos y a los que en algunos momentos de la vida nos gustaría parecernos. Hay personas cuya faceta de deportista nos hace vibrar y sentir el deporte de una forma especial.
Hoy ha muerto Laurent Fignon, ese antipático ciclista francés que a nadie dejaba indiferente. A muchos les caerá mal, no lo dudo, pero a mí me parecía un ciclista descomunal y fue uno de los culpables de que yo me convirtiera a mediados de los 80 en un fanático del ciclismo y del Tour de Francia.
Recuerdo especialmente una etapa del Tour, en los Alpes (o tal vez los Pirineos), ya bastante entrado en años, con su rubia melena al viento, corriendo en el Gatorade de Giani Bugno y poniendo la carrera patas arriba con ese desparpajo que le caracterizaba, ya en los años en los que Indurain dominaba con mano de hierro unas carreras mucho más aburridas que las de los años 80.
Hoy se va con él un trocito de mí. Descansa en paz.
Hoy ha muerto Laurent Fignon, ese antipático ciclista francés que a nadie dejaba indiferente. A muchos les caerá mal, no lo dudo, pero a mí me parecía un ciclista descomunal y fue uno de los culpables de que yo me convirtiera a mediados de los 80 en un fanático del ciclismo y del Tour de Francia.
Recuerdo especialmente una etapa del Tour, en los Alpes (o tal vez los Pirineos), ya bastante entrado en años, con su rubia melena al viento, corriendo en el Gatorade de Giani Bugno y poniendo la carrera patas arriba con ese desparpajo que le caracterizaba, ya en los años en los que Indurain dominaba con mano de hierro unas carreras mucho más aburridas que las de los años 80.
Hoy se va con él un trocito de mí. Descansa en paz.