Una vez leí que la dureza de una maratón no está en su perfil, en su climatología o en su altitud; la verdadera dureza está en su distancia, es decir, en los 42195 metros que separan la salida de la llegada. Yo me lo creí, pues lo el que lo escribía es una voz autorizada de esto, pero el domingo 30 de Septiembre lo supe. Los seis últimos kilómetros de la Maratón de Berlín, plana, con buen clima y condiciones perfectas, fueron uno de los peores momentos de mi vida en cuanto a sufrimiento físico se refiere. Pero bueno, esa es la grandeza del maratón, superar esos momentos y aguantar el sufrimiento...
El sábado 29 llego a Berlín a las 10 de la mañana (en el vuelo de Iñaqui (Zabaldu), uno de los que siempre dejan unas líneas por aquí) y llamo por teléfono al apartamento que había reservado. Me dice la casera dueña que hasta las dos de la tarde no puedo hacer el check-in, así que me veo con mi maletón en el aeropuerto sin saber que hacer. Decido ir a la feria del corredor a recoger mi dorsal, para lo cual tengo que cruzar Berlín entero. Salgo de allí y cojo el metro para ir al apartamento pues me queda más o menos una hora de trayecto. Llego a las dos y hago el check-in. Me planteo que son casi las tres y que aún no he comido, y decido salir a comer algo, si bien antes quiero ver lo que hay en la bolsa... ¡¡¡¡ Hostias, no llevo el chip !!!!, no va dentro de la bolsa del corredor y veo un código de barras escrita en esta... Joder, había que recogerlo aparte...
Salgo estresado, me como un plato de pasta (buenísima por 3€) en un pizza-pasta al lado del apartamento y vuelvo a cruzar Berlín (en metro, por supuesto) para ir a la feria a por mi chip. También compro, ya que voy con más calma, algo de ropa deportiva y una jarra para el ganador (futuro entonces) de la porra. Al final vuelvo al apartamento cerca de las ocho estresado y con dolor en el pie derecho pues a medio camino con la lluvia la bolsa con la jarra se me ha caído y la he parado (instinto reflejo) con el pie. No sólo me he hecho daño si no que encima a pesar de mi esfuerzo se ha roto. Quería haber corrido media horica para afinar los músculos pues llevaba sin correr desde el jueves, pero no pude. Mal comienzo para un fin de semana de maratón.
El domingo me levanto más tarde de lo deseado y no me da tiempo ni a comer bien ni a llegar tranquilo a la salida. Mi cajón es el E (sub 3:30) y a las 8:57 estoy aún buscando la entrada. Consigo encontrarla casi mientras dan el pistoletazo y Haile empieza su gran hazaña. Yo paso por la salida algo más de 3 minutos después. Los primeros kilómetros, como siempre, de tanteo para ver cómo me encuentro de sensaciones. He decidido salir de manga larga con tirantes encima por si me da calor. En el tercer kilómetro tiro la camiseta de manga larga y decido correr en tirantes. A esas alturas ya sé que hoy no voy fino, pero el entrenamiento tiene que dar sus frutos y pongo marcha de 4'25" el Km. De ahí a la media maratón me limito a rodar a tren, marcando los miles entre 4'20" y 4'30" el Km. Me molesta mucho beber agua en vasos, pero no hay más remedio.
El paso por la media lo hago en algo menos de 1h34', y pienso que dado que no tengo buenas sensaciones, lo mejor es mantener el ritmo para que cuando tenga que empezar a regular para bajar de 3h10' pueda jugar con un par de minutos de márgen. Y así sigo hasta el Km 32 donde empiezo a hacer cuentas. Según el paso por ese km, puedo permitirme hacer los 10 km que me quedan a 5' por km y aún así estaría en algo menos de 3h10', pero empiezo a ver que voy a tener que sufrir. A pesar de ir exprimiendo fuerzas sigo rodando por debajo de 4'30" hasta el 35, donde empiezo a notar que mis piernas no quieren correr más, y los gemelos y contramuslos se agarrotan. Aguanto hasta el 36 donde, tras mucha lucha psicológica contra mi dolor, tengo que dejar de correr. Miro mi crono y veo que llevo 2h40' y que me quedan 6 km, pero no puedo ni andar, y calculo que voy a tardar más de una hora andando en hacer esos 6 km. Todo se desvanece y pienso que me voy a ir a casi 4 horas porque mis piernas no pueden moverse y tengo la sensación de que mis gemelos van a explotar.
Y allí estoy, andando, casi cogeando pues no sé cómo apoyar los pies para no sentir dolor, cuando el público, bastante numeroso a esas alturas me anima y reprocha por pararme, lo cual me hace empezar a correr poco a poco. Pero cuando pienso que aún me quedan casi 6 km me desvanezco pues es toda una eternidad yendo como voy. Me paro y el público me alienta, empiezo a trotar otros cuantos metros. Me vuelvo a parar y me vuelven a alentar.... Así una y otra vez hasta casi el km 40. Destrozado tras luchar contra mi dolor 4 km decido pararme, literalmente. Entonces oigo en un español muy claro: "Venga joder que sólo quedan dos". Me doy la vuelta y le digo: "No puedo ni andar", a lo que me responde: "No me jodas, échale dos cojones que llevas 40 km, ¿es que no puedes con los dos últimos? Ese comentario me puede y me pongo a correr para ya no dejarlo hasta la meta. En la recta, a unos 500 metros de pasar por debajo de la puerta de Brandenburgo veo a mi madre, y agradezco que no me haya visto antes cuando sufría porque la pobre lo hubiera pasado peor que yo con esto de lo sufridas que son las madres. Según me acerco a la meta empiezo a sonreir y el dolor se me olvida por un rato. Cuando estoy a punto de cruzar miro al cielo y levanto los brazos en homenaje a mi amigo Jacinto. Los últimos diez metros, con los brazos ya abajo, me dejo llevar para cruzar con un tiempo neto de 3h16'41". Entro casi llorando por el recuerdo de Jacinto, decepcionado por no haber entrado por debajo de 3h10, y sorprendido y contento de mi capacidad para exprimir mis últimas fuerzas y no abandonar en los últimos 6 km.
Al fin y al cabo es mi segunda maratón y mi primera gran crisis, y creo que la he solventado bien. Al llegar me como tres caramelos que unas guapas alemandas reparten pues noto que lo que necesito es azucar. Me tapan con una manta térmica y trato de andar hacia la devolución de chips, pues apenas puedo caminar con el esfuerzo final. Al quitarme el chip me empiezan a dar escalofríos y temblores, así que busco un médico sin suerte. Decido ir a por mi ropa y abrigarme, tal vez así se me pase. Me cambio y estiro, y poco a poco voy entrando en calor. Me tumbo en la plaza de la república, descanso y pienso en la grandeza de correr y acabar una maratón. Estoy destrozado pero orgulloso al fin y al cabo.
Media hora después salgo del recinto para los finishers y decido comprar otro vaso de cerveza con motivos de Berlín para el ganador de la porra. Ha sido Paco Dimas, que pensó que 3h10 era un objetivo muy alto. Yo pienso que podría haberlo hecho, pero como me dijo otro corredor en la fiesta de por la noche, hoy valemos lo que hemos hecho esta mañana, y yo hice 3h16'41".
Por último agregar que tuve la suerte de ser apartado en la fiesta de por la noche por los guardaespaldas de Gebre cuando lo llevaban al escenario, así que pasó a mi lado y le pude dar la mano.
La próxima maratón en abril, quizá París. La próxima carrera, el Medio Maratón de Molina de Segura aquí al lado de Murcia, el día 21 de Octubre. Con eso cierro el año de carreras.
El sábado 29 llego a Berlín a las 10 de la mañana (en el vuelo de Iñaqui (Zabaldu), uno de los que siempre dejan unas líneas por aquí) y llamo por teléfono al apartamento que había reservado. Me dice la casera dueña que hasta las dos de la tarde no puedo hacer el check-in, así que me veo con mi maletón en el aeropuerto sin saber que hacer. Decido ir a la feria del corredor a recoger mi dorsal, para lo cual tengo que cruzar Berlín entero. Salgo de allí y cojo el metro para ir al apartamento pues me queda más o menos una hora de trayecto. Llego a las dos y hago el check-in. Me planteo que son casi las tres y que aún no he comido, y decido salir a comer algo, si bien antes quiero ver lo que hay en la bolsa... ¡¡¡¡ Hostias, no llevo el chip !!!!, no va dentro de la bolsa del corredor y veo un código de barras escrita en esta... Joder, había que recogerlo aparte...
Salgo estresado, me como un plato de pasta (buenísima por 3€) en un pizza-pasta al lado del apartamento y vuelvo a cruzar Berlín (en metro, por supuesto) para ir a la feria a por mi chip. También compro, ya que voy con más calma, algo de ropa deportiva y una jarra para el ganador (futuro entonces) de la porra. Al final vuelvo al apartamento cerca de las ocho estresado y con dolor en el pie derecho pues a medio camino con la lluvia la bolsa con la jarra se me ha caído y la he parado (instinto reflejo) con el pie. No sólo me he hecho daño si no que encima a pesar de mi esfuerzo se ha roto. Quería haber corrido media horica para afinar los músculos pues llevaba sin correr desde el jueves, pero no pude. Mal comienzo para un fin de semana de maratón.
El domingo me levanto más tarde de lo deseado y no me da tiempo ni a comer bien ni a llegar tranquilo a la salida. Mi cajón es el E (sub 3:30) y a las 8:57 estoy aún buscando la entrada. Consigo encontrarla casi mientras dan el pistoletazo y Haile empieza su gran hazaña. Yo paso por la salida algo más de 3 minutos después. Los primeros kilómetros, como siempre, de tanteo para ver cómo me encuentro de sensaciones. He decidido salir de manga larga con tirantes encima por si me da calor. En el tercer kilómetro tiro la camiseta de manga larga y decido correr en tirantes. A esas alturas ya sé que hoy no voy fino, pero el entrenamiento tiene que dar sus frutos y pongo marcha de 4'25" el Km. De ahí a la media maratón me limito a rodar a tren, marcando los miles entre 4'20" y 4'30" el Km. Me molesta mucho beber agua en vasos, pero no hay más remedio.
El paso por la media lo hago en algo menos de 1h34', y pienso que dado que no tengo buenas sensaciones, lo mejor es mantener el ritmo para que cuando tenga que empezar a regular para bajar de 3h10' pueda jugar con un par de minutos de márgen. Y así sigo hasta el Km 32 donde empiezo a hacer cuentas. Según el paso por ese km, puedo permitirme hacer los 10 km que me quedan a 5' por km y aún así estaría en algo menos de 3h10', pero empiezo a ver que voy a tener que sufrir. A pesar de ir exprimiendo fuerzas sigo rodando por debajo de 4'30" hasta el 35, donde empiezo a notar que mis piernas no quieren correr más, y los gemelos y contramuslos se agarrotan. Aguanto hasta el 36 donde, tras mucha lucha psicológica contra mi dolor, tengo que dejar de correr. Miro mi crono y veo que llevo 2h40' y que me quedan 6 km, pero no puedo ni andar, y calculo que voy a tardar más de una hora andando en hacer esos 6 km. Todo se desvanece y pienso que me voy a ir a casi 4 horas porque mis piernas no pueden moverse y tengo la sensación de que mis gemelos van a explotar.
Y allí estoy, andando, casi cogeando pues no sé cómo apoyar los pies para no sentir dolor, cuando el público, bastante numeroso a esas alturas me anima y reprocha por pararme, lo cual me hace empezar a correr poco a poco. Pero cuando pienso que aún me quedan casi 6 km me desvanezco pues es toda una eternidad yendo como voy. Me paro y el público me alienta, empiezo a trotar otros cuantos metros. Me vuelvo a parar y me vuelven a alentar.... Así una y otra vez hasta casi el km 40. Destrozado tras luchar contra mi dolor 4 km decido pararme, literalmente. Entonces oigo en un español muy claro: "Venga joder que sólo quedan dos". Me doy la vuelta y le digo: "No puedo ni andar", a lo que me responde: "No me jodas, échale dos cojones que llevas 40 km, ¿es que no puedes con los dos últimos? Ese comentario me puede y me pongo a correr para ya no dejarlo hasta la meta. En la recta, a unos 500 metros de pasar por debajo de la puerta de Brandenburgo veo a mi madre, y agradezco que no me haya visto antes cuando sufría porque la pobre lo hubiera pasado peor que yo con esto de lo sufridas que son las madres. Según me acerco a la meta empiezo a sonreir y el dolor se me olvida por un rato. Cuando estoy a punto de cruzar miro al cielo y levanto los brazos en homenaje a mi amigo Jacinto. Los últimos diez metros, con los brazos ya abajo, me dejo llevar para cruzar con un tiempo neto de 3h16'41". Entro casi llorando por el recuerdo de Jacinto, decepcionado por no haber entrado por debajo de 3h10, y sorprendido y contento de mi capacidad para exprimir mis últimas fuerzas y no abandonar en los últimos 6 km.
Al fin y al cabo es mi segunda maratón y mi primera gran crisis, y creo que la he solventado bien. Al llegar me como tres caramelos que unas guapas alemandas reparten pues noto que lo que necesito es azucar. Me tapan con una manta térmica y trato de andar hacia la devolución de chips, pues apenas puedo caminar con el esfuerzo final. Al quitarme el chip me empiezan a dar escalofríos y temblores, así que busco un médico sin suerte. Decido ir a por mi ropa y abrigarme, tal vez así se me pase. Me cambio y estiro, y poco a poco voy entrando en calor. Me tumbo en la plaza de la república, descanso y pienso en la grandeza de correr y acabar una maratón. Estoy destrozado pero orgulloso al fin y al cabo.
Media hora después salgo del recinto para los finishers y decido comprar otro vaso de cerveza con motivos de Berlín para el ganador de la porra. Ha sido Paco Dimas, que pensó que 3h10 era un objetivo muy alto. Yo pienso que podría haberlo hecho, pero como me dijo otro corredor en la fiesta de por la noche, hoy valemos lo que hemos hecho esta mañana, y yo hice 3h16'41".
Por último agregar que tuve la suerte de ser apartado en la fiesta de por la noche por los guardaespaldas de Gebre cuando lo llevaban al escenario, así que pasó a mi lado y le pude dar la mano.
La próxima maratón en abril, quizá París. La próxima carrera, el Medio Maratón de Molina de Segura aquí al lado de Murcia, el día 21 de Octubre. Con eso cierro el año de carreras.
bueno ante todo felicidades por la marca y por la capacidad de sufrir, la verdad es que te vi en la feria con una maleta con ruedas y no te`pude saludar ya que entonces entraba por la diminuta puerta que daba acceso a los dorsales, luego me mire un par de veces y ya no te vi, la foto te hace justicia pero estas fino fino, yo tambien sufri como un perro y mi decepcion fue mayuscula 3 horas o munutos 1 segundo a 2 segundos de bajar de 3 horas, mejore mi marca en 2 minutos, pero pase muy mal domingo y lunes, mas psicologico que fisico, pero ahora solo pienso en bajar de tres horas y ya estoy pensando e la maraton de barcelona, el año pasado hizo demasiado calor en paris, las maratones de primaver estan siendo con malas marcas por el calor, pero me han dicho que es muy bonita, bueno saludos y espero que por fin nos saludemos y si bienes por huesca,ponte en contacto conmigo que te llevare por unos sitios muy chulos para correr, animo y felicidades, lo que si prometo es seguir visitando tu blog.gracias CHORUS
ResponderEliminarHola colega. No puedo ni creer que alguien lea el largo peñazo de mi crónica de Berlín, pues más bien lo hago para acordarme yo mismo. Acabo de leer la tuya, muy interesante. Felicidades por tu nueva MMP. Qué pena que no nos conociéramos en el aeropuerto. En otro rato ya te comentaré cosas de tu carrera. Yo también acabo pronto mi temporada (Behobia-SS) y ya tengo los ojitos puestos quizás también en París. Hasta otro rato, y felicidades de nuevo por tu carrera. Sólo los colegas entendemos esa mezcla de sufrimiento y orgullo. You did it!
ResponderEliminarno pain no gain.
ResponderEliminarAcabo de leer tu crónica...IMPRESIONANTE. Debió ser un infierno lo que sufriste, pero eso te hace más grande! Miedo me da pensar en NY...habrá que pensar que estoy haciendo bien los deberes...
ResponderEliminarEnhorabuena y suerte!!